El fantasma Cucufate
se dio ayer un sofocón:
se manchó de chocolate
la sábana de algodón.
La metió en la lavadora,
le echó mucho detergente
y la lavó media hora
con el agua muy caliente.
¡Chimpún!
La sábana de algodón
quedó muy brillante
y el fantasma Cucufate
quedó muy elegante.
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